Hace algo más de 50 años, un fármaco conocido como talidomida rompió los sueños de muchas familias y cambió sus vidas para siempre. Miles de niños nacieron con graves malformaciones sin que ni familias, ni médicos llegasen a comprender qué sucedía, hasta que la investigación de dos médicos dio con la talidomida, un medicamento que sacó al mercado en aquellos años la farmacéutica alemana Grünenthal. Un hecho en torno al que siempre hubo silencio, sin respuestas de los gobiernos y sin responsabilidad moral. Una historia apenas contada que, ahora, se recoge en el documental “50 años de vergüenza”.
Sus directores, Javier Almela, Fernando Rodríguez y Ana Salar se han encargado de sacar a la luz lo que ocurrió hace 50 años. Cerca de 100 entrevistas en Alemania, España y Honduras dan voz a sus protagonistas, las víctimas, sus familias y los médicos que buscaron la verdad. En el documental no hay voces institucionales ni tampoco de Grünenthal, ninguno quiso participar, porque si algo rodea a estos hechos es el interés de muchos en pasar página.
Los directores de “50 años de vergüenza” conocieron la talidomida a través del presidente de la asociación de víctimas (AVITE) en Murcia. Los hechos les impresionaron, pero también pensaron cómo era posible que no conociesen algo tan grave, “pensamos que teníamos que dar visibilidad a algo que para nosotros hasta entonces era desconocido e incluso casi para nuestros padres”, explica Ana Salar. A pesar de no tener financiación, creyeron que debían hacer este trabajo y a ello han dedicado tres años y medio. Ahora, el documental empieza a verse en distintos festivales y certámenes y ya han obtenido el premio del jurado internacional en el Festival Videomed en Badajoz.
“50 años de vergüenza” refleja la búsqueda incansable de la verdad. Se explica cómo estos hechos cambiaron la regulación en torno a los medicamentos, se pone de manifiesto que se habían hecho pocos ensayos, razón por la cual Estados Unidos no llegó a distribuirlo. Un 40% de los bebés que nacieron con malformaciones murió en el primer año de vida y se calcula que hubo en torno a 20.000 personas afectadas.
Hoy, aquellos bebés que tuvieron que luchar no solo con sus malformaciones sino también con la incomprensión de la sociedad, sufren las consecuencias de su discapacidad y de los efectos degenerativos. El paso del tiempo acentúa la falta de independencia y los dolores. La asociación, AVITE, sigue reclamando que se haga justicia, pero también una mayor atención sociosanitaria, la creación de una unidad de atención específica, la formación de especialistas o la exención en el pago de los medicamentos.
En el documental se recogen los años de lucha en España para que la farmacéutica indemnice a las víctimas de la talidomida. Tras conseguir que se condenara al laboratorio y unos días antes de que se estrenara “50 años de vergüenza”, la Audiencia Provincial de Madrid anulaba la indemnización, argumentando que el delito había prescrito.
Desde los años 70 hasta hoy, la farmacéutica Grunenthal, junto al gobierno alemán, ha abonado 600 millones de euros a más de 2.800 afectados alemanes. En España, en todos estos años, no se ha logrado ni un euro. Lo explica Rafael Basterrechea, una de las víctimas, en la recogida de firmas que está llevando a cabo a través de change.org para reclamar las indemnizaciones a la empresa alemana.
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