Investigaciones desarrolladas en el servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Miguel Servet (HUMS) de Zaragoza permiten confirmar la validez de la tomografía de coherencia óptica (OCT) en determinadas enfermedades oftalmológicas, así como la aplicación de esta tecnología como herramienta de apoyo en el diagnóstico, pronóstico y control de tratamientos de patologías de otras especialidades, como Neurología y Psiquiatría. Estos estudios se van a presentar en el 88 Congreso de la Sociedad Española de Oftalmología, que se celebra desde hasta el sábado (29 de septiembre) en Barcelona.
Uno de estos grupos de investigación, en el que participan científicos del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud, Universidad de Zaragoza y Hospital Miguel Servet, ha publicado sus últimos estudios en la revista Ophthalmology, artículos en los que se mostraba la capacidad de este método para detectar alteraciones en el nervio óptico indicadoras de esclerosis múltiple y enfermedad de Parkinson, respectivamente. En anteriores trabajos ya demostró su eficacia para el diagnóstico de otras patologías oftalmológicas.
La OCT es una tecnología de última generación que permite realizar de forma no agresiva el estudio del nervio óptico y de todas las capas de la retina, y que ha supuesto un cambio muy importante en el ámbito oftalmológico, tanto en el área de investigación como en la propia asistencia al paciente. “El número de pruebas invasivas que realizábamos hace unos cinco años se ha reducido drásticamente porque estos aparatos nos permiten hacer un diagnóstico mucho más preciso y sin necesidad de someter al paciente a exploraciones que pueden tener complicaciones”, apunta el doctor Luis Pablo Júlvez, jefe de servicio de Oftalmología del Miguel Servet de Zaragoza.
El doctor Pablo asemeja esta prueba a la de una ecografía pero mientras esta última utiliza el sonido y analiza cómo rebota en los tejidos, la OCT envía ondas de luz y recoge cómo esa luz atraviesa los tejidos. Con esta información, se reconstruye el ojo por capas, de forma que el aparato permite realizar “una reconstrucción pseudohistológica”. “Es como si extrajéramos el ojo, lo pudiéramos cortar y luego mirarlo al microscopio –indica el oftalmólogo-. Pero con esta tecnología podemos hacer la prueba en un sujeto en vivo y sin causar ningún daño: no se hace ningún corte, no se emite radiación, no es una prueba invasiva, por lo tanto es una herramienta muy útil”.
Categoría
Investigación y Ciencia
Fuente
Aragón Hoy
Etiquetas
investigación, salud, oftalmología,
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