España es el primer productor mundial de aceite de orujo de oliva, proviene del olivar, con una media de 120.000 toneladas anuales de las que exporta el 85%. Durante años, ha sido el gran desconocido en nuestro país, pero hoy empieza a valorarse como una opción saludable, gracias a su composición rica en ácido oleico y con compuestos bioactivos de alto interés nutricional. Muy recomendable en fritura por su durabilidad, rentabilidad y sabor neutro.
Tiene, además, un papel medioambiental clave al transformar de manera integral el orujo graso húmedo -alpeorujo- (producido tras la extracción del aceite de oliva) en productos de valor añadido como la biomasa, el compost y los compuestos antioxidantes con aplicaciones en la industria farmacéutica, como el hidroxitirosol y otros fenoles.
La última investigación realizada por el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (ICTAN) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), presentada en Madrid el pasado jueves 19, muestra cómo el consumo regular de Aceite de Orujo de Oliva puede tener efectos positivos en salud cardiovascular y en patologías asociadas, como la diabetes y la obesidad.
Los resultados obtenidos recogen los efectos positivos de un consumo regular de aceite de orujo de oliva frente a una enfermedad cardiovascular, disminuyendo los niveles de colesterol total, colesterol LDL y la oxidación lipídica (efecto antioxidante). Además, se produjo una reducción del perímetro de cintura y mejoraron biomarcadores relacionados con la resistencia y sensibilidad a la insulina, de importancia dada la asociación de la obesidad y la diabetes tipo 2 con un mayor riesgo cardiometabólico.
Esta investigación, cuyos resultados se han publicado en las revistas
European Journal of Nutrition,
Nutrients y
Foods, se ha llevado a cabo mediante dos ensayos clínicos de intervención nutricional en voluntarios sanos y en personas de riesgo (hipercolesterolémicos), comparando el efecto del aceite de orujo de oliva con el aceite de girasol y el girasol alto oleico.
Tras cuatros años de investigación, las doctoras Laura Bravo Clemente, profesora de investigación, y Raquel Mateos Briz, científica titular del ICTAN-CSIC, daban a conocer las principales conclusiones en un acto organizado por ORIVA, la Interprofesional del Aceite de Orujo de Oliva, promotora de los dos estudios que se engloban bajo el epígrafe Evaluación del efecto en salud del Aceite de Orujo de Oliva frente al aceite de girasol y girasol alto oleico en consumidores sanos y en población de riesgo.
"Cuando comenzamos este proyecto, solo se habían llevado a cabo estudios in vitro o preclínicos en animales de experimentación con algunos componentes del aceite de orujo de oliva. Sin embargo, no se conocía el efecto del consumo regular de este aceite. Por ello, nos propusimos evaluar el impacto de su consumo diario en la salud cardiovascular y en dos patologías asociadas como son la diabetes y la obesidad, tanto en consumidores sanos como en personas con riesgo cardiovascular", explicó Laura Bravo Clemente.
Con este objetivo, se han llevado a cabo dos estudios clínicos de intervención aleatorizados, controlados, cruzados y ciegos en 132 personas voluntarias, según relató Raquel Mateos Briz. "Distribuimos aleatoriamente a los participantes en dos grupos para consumir bien el aceite de orujo de oliva o el aceite control durante cuatros semanas. Pasado este tiempo y tras una fase de lavado, se cruzaron los participantes para consumir el otro aceite durante el mismo tiempo, otras cuatro semanas. Los estudios eran ciegos, por lo que los voluntarios desconocían el aceite que nosotros les proporcionábamos en cada etapa y que consumían a razón de 45 gramos al día. Tenían restringido el consumo de otras fuentes dietéticas grasas". Los aceites control utilizados han sido el aceite de girasol y el aceite de girasol alto oleico, de amplio uso en nuestro país.
Reducción de factores de riesgo cardiovascular
Respecto a la enfermedad cardiovascular, el consumo de aceite de orujo de oliva puede mejorar el perfil lipídico en sangre, gracias a un descenso de los niveles de colesterol total y de las lipoproteínas de baja densidad (LDL o colesterol malo), tendencia observada tanto en el grupo de personas sanas como en el grupo de riesgo (voluntarios hipercolesterolémicos).
Por otra parte, el consumo de aceite de orujo de oliva también ha disminuido significativamente el perímetro de la cintura en los dos grupos analizados, un marcador esencial en la evaluación de los pacientes con obesidad por su asociación con un mayor riesgo cardiometabólico. En el caso del grupo de consumidores sanos, el beneficio de un consumo regular de aceite de orujo de oliva también se ha trasladado al marcador de estrés oxidativo, considerado como una condición fisiopatológica asociada a un mayor riesgo cardiovascular.
Respecto a la diabetes mellitus tipo 2, los resultados del estudio han evidenciado un descenso en los niveles de insulina y en el índice de resistencia a la insulina (HOMA-IR), asociados a un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad, mejorando en cambio la sensibilidad tisular a insulina, lo que podría implicar un menor riesgo de padecer diabetes.
El estudio se enmarca en la labor de investigación promovida por la Interprofesional del Aceite de Orujo de Oliva en colaboración con el CSIC con el objetivo de llenar el vacío bibliográfico que existe sobre este aceite del olivar. Como resultado, desde 2015 se han promovido ocho proyectos de investigación.
ORIVA es la Interprofesional del Aceite de Orujo de Oliva, una entidad sin ánimo de lucro que representa toda la cadena de valor del producto. Su finalidad es promover el conocimiento e investigación sobre el aceite de orujo de oliva. En la última campaña, contó con 49 centros extractores y 10 refinerías, generó 18.000 empleos y una facturación media de 306 millones de euros. El sector orujero es, además, un modelo pionero en economía circular y residuo cero.
Fotografía y vídeo ORIVA.
En la imagen, Alicia Vives Gutiérrez, directora general de ORIVA; Laura Bravo Clemente, profesora de investigación; José Luis Maestro Sánchez Cano, presidente de ORIVA; Ana Castro Morera, vicepresidenta adjunta de Transferencia del conocimiento del CSIC, y Raquel Mateos Briz, científica titular del ICTAN-CSIC.