Para la FundéuRAE, la palabra de 2022, paradójicamente, fueron dos: "inteligencia artificial" y argumentó que su decisión se tomó por "su importante presencia en los medios de comunicación durante estos últimos 12 meses, así como en el debate social, debido a los diversos avances desarrollados en este ámbito y las consecuencias éticas derivadas".
Y continúa siendo la palabra de este año, porque a poco que se esté medianamente informado seguro que últimamente todos hemos oído hablar de ChatGPT. Una aplicación que se ha convertido en el juguete de moda con el que conversar por escrito con una inteligencia artificial de una forma increíblemente natural.
No es una enorme sorpresa, desde hace meses estamos jugando con otras IA, como DALL-E o Stable Diffusion, para generar imágenes en base a descripciones que escribimos en su aplicación, que es un simple cuadro de texto.
Ambos proyectos son, en realidad, una combinación de varias tecnologías. En primer lugar, para interpretar lo que le estamos escribiendo se utiliza el procesamiento de lenguaje natural y, posteriormente, en base a redes neuronales computerizadas se generan imágenes que no son una copia de otras sino totalmente originales.
Los dos pueden encuadrarse dentro de lo que se denomina inteligencia artificial generativa y que nos volverá locos durante este año. Sobre todo, porque cada vez será más sencillo utilizar este tipo de herramientas.
En efecto, estas tecnologías nos han atrapado por la facilidad en crear imágenes y textos, pero las utilizaremos para resumir artículos, buscar información, crear animaciones, describir imágenes y mucho más. Por ejemplo, es muy probable que se incluyan en buscadores, procesadores de textos, chats, etc. El panorama que se presenta es apasionante.
Antes de continuar, hay que advertir que la tecnología no es perfecta, ni mucho menos. De hecho, ChatGPT puede escribir un artículo científico tan convincente como totalmente falso. Algunas investigaciones abogan por prohibir los artículos escritos por este tipo de tecnologías. E incluso hay universidades que están planteando cambiar los métodos de enseñanza y evaluación ante la posibilidad de que los trabajos de los alumnos sean realizados por inteligencias artificiales.
Pero cuando se aplican de otra forma se consiguen éxitos increíbles, que también tienen en su interior debates inaplazables. Como los que vamos a ver en el ámbito de la salud.
Hace unos meses, Google entrenó y perfeccionó un modelo de este tipo para que respondiera cuestiones médicas comunes y la IA alcanzó el mismo nivel de acierto, en el formato corto de respuesta, que un médico general. Y según pruebas que algunos usuarios están realizando en las que piden a ChatGPT que interprete y resuma en lenguaje accesible informes médicos, el resultado es realmente impresionante.
Exactitud de respuestas y mejor capacidad de interacción
En vista de la evolución de la inteligencia artificial y que aún estamos en fases muy iniciales de su desarrollo no nos debemos extrañar si en pocos años utilizamos estos enormes modelos de lenguaje para gestionar nuestra salud. El futuro está muy cerca, porque la próxima generación de Chat GTP multiplicará por 100 sus parámetros actuales y por lo tanto será mucho más eficiente.
A medida que estos modelos de inteligencia artificial mejoren es seguro que los utilizaremos para consultas médicas. Su uso se generalizará por la exactitud de sus respuestas, una mejor capacidad de interacción con las personas, su total disponibilidad en cualquier momento y lugar y una accesibilidad general para un gran espectro de población.
Hace años nos imaginábamos un escenario donde, debido a la escasez de los profesionales sanitarios, ellos pudieran desplegar todos sus conocimientos y destreza para la mejora de los servicios de salud y la calidad de vida de los pacientes. Múltiples tareas rutinarias o de escaso valor podrían ser encomendadas a sistemas basados en inteligencia artificial. Cada día estamos más cerca de hacerlo realidad.
José Miguel Cacho.
Fotografía: George Kedenburg (Unsplash)