"Actitud Arriba Autoestima" es el sello que reconoce la labor de entidades y profesionales que contribuyen a que las enfermedades relacionadas con los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) se traten mejor, pero también a quienes apoyan a las familias, colaboran desde la sensibilización y la visibilidad, a quienes con su labor ayudan a romper la barrera del silencio, porque los TCA no son un capricho, un tema de adolescentes, algo pasajero, son una enfermedad mental que debe ser tratada por profesionales y que implica no solo a quien lo padece sino también a sus familias. En ello trabaja, desde hace 26 años, la Asociación Aragonesa de Familiares de Pacientes TCA, ARBADA, y que, cada año, otorga los Premios "Actitud Arriba Autoestima", de los que acaba de celebrar su octava edición.

La escritora Espido Freire y el Colegio El Salvador "Jesuitas" de Zaragoza recibieron este distintivo en un acto en el Museo Pablo Gargallo de la capital aragonesa. ARBADA concedió este premio a Espido Freire, por su colaboración desinteresada, y al Colegio Jesuitas por su labor de sensibilización y prevención, por la creación de redes entre estudiantes y profesorado, un premio que recogió la orientadora del centro escolar, María Castejón.

Espido Freire sabe bien de qué habla, en su adolescencia tuvo un problema TCA y de ello habló en el acto de ARBADA, en un diálogo abierto sobre literatura, emociones y alimentación con el doctor Pedro Manuel Ruiz-Lázaro, jefe de la sección de Psiquiatría Infanto-Juvenil del Hospital Clínico de Zaragoza. Recordó que los TCA están relacionados con las emociones, la ansiedad, la depresión o el duelo. Su empeño por dar visibilidad a estas enfermedades para que nadie "cometiera mis errores" y luchar contra los tópicos, la desinformación y el dolor que provocan los TCA, algo que, muchas veces, impide a muchas familias volver atrás, hablar y sacar las cuestiones que quedaron pendientes para cerrar heridas. También mencionó la necesidad de acabar con esa "enorme sensación de vergüenza" que todavía parece imponerse cuando se habla de estas enfermedades, tal vez, por la incomprensión de la sociedad.

En su obra literaria, están presentes los trastornos de la alimentación en obras como "Cuando comer es un infierno", "Quería volar" y "La vida frente al espejo".

Esa labor y sus vínculos con Zaragoza le han valido el reconocimiento de ARBADA, la asociación trata de dar visibilidad a los TCA y hace especial hincapié en la prevención y la necesidad de contar con medios suficientes para una buena atención a quienes tienen un trastorno de conducta alimentaria. Así, lo explican Edurne Larrarte, presidenta de ARBADA, y Carmen Galindo, vicepresidenta, quienes recuerdan que estas enfermedades se incrementaron durante la pandemia y que, precisamente, las fiestas navideñas donde todo gira en torno a las comidas y reuniones suponen un hándicap para las familias.

Qué son los TCA

Son enfermedades mentales relacionadas con una conducta alterada con la comida, que pueden tener como consecuencia problemas físicos o psicosociales en la persona que los padece. Se trata de patologías de origen multifactorial donde intervienen factores genéticos, biológicos, de personalidad, familiares y socioculturales que afectan, sobre todo, a niños, niñas, adolescentes y jóvenes.

Según los datos de ARBADA, la población de mayor riesgo son mujeres en la franja de edad de 12 a 21 años, donde se estima que entre el 4.1% al 6.41% pueden desarrollar estas enfermedades. En el caso de varones adolescentes, aunque existen menos estudios, la prevalencia total oscila del 0,27% a 0,90%. Se observa también que las edades de inicio son cada vez más tempranas.

Existen distintos tipos de TCA, la anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, el TCANE (Trastorno de la Conducta Alimentaria No Especificada), trastorno por atracón, vigorexia, ortorexia, el PICA (comer o lamer sustancias no nutritivas y poco usuales), trastorno por evitación, diabulimia o el trastorno por rumiación.

Puntos clave para la Asociación

• Promover la imagen de modelos corporales realistas que fomentan la salud.
• Fomentar la diversidad corporal y el respeto a esta.
• Evitar la promoción de conductas que pueden ser de riesgo para desarrollar trastornos de la conducta alimentaria, especialmente, la promoción de dietas restrictivas y atípicas sin informar de sus peligros para la salud.
• Promover estilos de vida y hábitos alimentarios saludables, evitando la difusión de falsos mitos.
• Promover el fomento de la autoestima más allá del físico.
• Fomentar estilos de vida saludables en la población infantil en horarios restringidos como método de prevención de trastornos de la conducta alimentaria y obesidad.
• Mostrar sensibilidad y rigor al tratar a los trastornos de la conducta alimentaria como enfermedad.