Vivir al día y con calidad de vida es el objetivo. Y si no es posible, cuando ya no sea posible, pensar que ha merecido la pena hacer esta carrera. Estas palabras resumen el espíritu que Jesús Martín Tapias intenta transmitir en su libro "Mi maratón contra el cáncer". Una obra en la que recurre a su talento periodístico para relatar, en primera persona, su día a día en la dura batalla que ha librado contra esa terrible enfermedad. Desde que le diagnosticaron un cáncer de colon, en la primavera de 2016, Martín Tapias decidió plantarle cara con todas las herramientas que tenía a su alcance. Se puso en manos de los médicos y se apoyó en una de sus grandes aficiones: participar en carreras de media y larga distancia. Su experiencia como corredor de maratones le aportó la disciplina, la fuerza y la capacidad de sufrimiento que necesitaba en esos difíciles momentos.
Esa es la razón por la que decidió escribir un libro en el que compara esas dos largas y duras carreras: el maratón y la lucha emprendida para vencer al cáncer. El prólogo es del excampeón del mundo de maratón Abel Antón, que se muestra esperanzado de que esta obra "sirva de inspiración a todos aquellos que en algún momento no encuentran las ganas de seguir adelante". A partir de ahí, Jesús Martín Tapias desarrolla el relato zancada a zancada. Cada capítulo es un kilómetro… uno de los 42 kilómetros que debe transitar para llegar a la meta. En el camino describe todo el proceso que se inicia con el momento en que un doctor le comunica la noticia y él se pregunta ¿Por qué a mí?. No encuentra respuestas porque no las hay. Poco después llegan las dudas, los miedos y, finalmente, la estrategia para afrontar una carrera de incierta duración y dudoso desenlace.
Jesús Martín Tapias afrontó la noticia del descubrimiento de su cáncer con el mismo espíritu con el que había vivido hasta entonces: con un ánimo, optimismo y fuerza titánica que impregnan cada página de su libro. A pesar de la injusticia de padecer una enfermedad que no asociamos con una persona deportista y de hábitos saludables como era él, no se detuvo en lamentos sino que se levantó para intentar superar la prueba más difícil que le puso la vida. Y su testimonio deja un ejemplo para todos, pero sobre todo, para aquellos que también han recibido un diagnóstico de cáncer.
Mientras peleaba por derrotar el cáncer
El periodista comparte, en 255 páginas, su experiencia personal: la forma en que comunicó la noticia a sus seres queridos, los efectos secundarios que le fue provocando la quimioterapia, su relación humana con el personal sanitario y los pacientes con los que coincidió en el hospital de día... Martín Tapias desarrolla, también, su apuesta por retomar la actividad física casi desde el primer momento: "Siguiendo mis propios consejos, salía a caminar en cuanto tenía los arrestos necesarios. Sigo siendo corredor, me decía a mí mismo constantemente como mantra terapéutico. Y un buen día me lancé. Sentí que mis piernas me pedían algo más que andar y decidí escucharlas. Fueron cinco minutos, pero volví a sentirme como antes del diagnóstico durante esos momentos". En definitiva, el periodista narra cómo decidió seguir viviendo y trató de hacerlo con la mayor calidad de vida posible, mientras peleaba por derrotar al cáncer.
Sin embargo, su vocación y su experiencia como periodista le llevaron también a querer conocer más a fondo el tema que le acabaría conduciendo a la muerte. Martín Tapias salpica los capítulos con datos extraídos de un largo proceso de investigación que le llevó a entrevistar a miembros de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y a expertos en la materia como la doctora Elena Santana, especialista en terapias deportivas para niños con cáncer; la doctora Belén Alonso, jefa de Sección Aparato Locomotor del servicio de Rehabilitación y Medicina Física del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid; la dietista-nutricionista María Garriga; o los psiquiatras Lucía Álvarez-Buylla y Francisco Orengo. El autor también quiso recoger, directa o indirectamente, el testimonio y la historia de deportistas que sufrieron el zarpazo del cáncer como la atleta vallisoletana Pilar Fernández de Valderrama, los maratonianos BethAnn Telford, Pedro Fonseca y Manuel Martín o el ciclista David Cañada.
La opinión de todos ellos, unida a su experiencia personal, permitieron a Jesús Martín Tapias esbozar multitud de consejos prácticos sobre alimentación, ejercicio físico, cuidado de la mente, ocio y sexo que pueden contribuir a mejorar la vida cotidiana de los enfermos de cáncer.
Cada año, 37.000 españoles se salvarían de padecer este cáncer
En uno de los capítulos más relevantes de la obra, Martín Tapias realiza una importante denuncia: "PROTESTO enérgicamente por una situación a todas luces injusta: si hubiera vivido en el País Vasco o Valencia, lo más probable es que me hubiera librado de todo este sufrimiento". Quizás ese fue el descubrimiento más amargo que el periodista realizó durante su investigación. La AECC no tiene dudas de que todas las muertes por cáncer de colon son evitables. Su responsable de comunicación, Esther Díez es contundente: "Cada año se diagnostican 41.000 nuevos casos y se producen algo más de 15.000 muertes. El 90% de los casos, es decir, unos 36.900 se habrían podido evitar con una prueba que cuesta solo dos euros".
La prueba a la que alude Martín Tapias en su libro es un sencillo análisis de heces. Es el programa de cribado de cáncer de colon que todavía no está implantado en todas las comunidades autónomas con una cobertura del 100% de la población.
La AECC explica, además, que si se realizara anualmente la prueba a toda la población de riesgo, hombres y mujeres de entre 50 y 69 años, su coste anual sería de unos 65 millones de euros. Una cantidad ridícula si la comparamos con lo que se ahorraría: más de 1.100 millones de euros invertidos anualmente en tratar a las personas que han desarrollado un cáncer de colon.
Jesús Martín Tapias transmitió a sus más allegados, poco antes de morir el pasado 30 de octubre, que buscaba con su libro ayudar y quizás hasta inspirar a quienes de una u otra manera han convivido, conviven o convivirán con el cáncer. Igualmente esperaba que su obra contribuyera a salvar vidas, concienciando a la ciudadanía y a las administraciones de la necesidad imperiosa de acelerar la implantación de ese programa de detección precoz. Un programa que habría evitado su propia muerte y que, cada día que tarda en aplicarse, le cuesta la vida, nada menos, que a 41 españoles.
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