El uso de los cannabinoides en el ámbito de la salud y el cannabis medicinal no debe confundirse con el uso recreativo de esta droga. Falta información, lo que genera confusión y falta evidencia científica mientras quienes en España lo utilizan lo hacen al margen de la ley, ya que nuestro país, junto a Bélgica, son los únicos en Europa Occidental que no tienen ningún tipo de regulación, como tampoco existe un marco regulatorio europeo.
El Congreso de los Diputados aprobó en junio la creación de una subcomisión, dentro de la Comisión de Sanidad, para analizar las experiencias europeas en la regulación del cannabis medicinal. Su objetivo es elaborar y aprobar un informe para remitirlo al Gobierno, su trabajo durará seis meses.
La
Asociación Nacional de Informadores de la Salud organizó, el pasado miércoles, un encuentro en el que se analizó la evidencia científica y el proceso de investigación y desarrollo que se encuentra detrás de estos productos, se habló del contexto regulatorio europeo y se expusieron las garantías que serían necesarias para un uso regulado del cannabis medicinal. Expertos de la industria, sociedades científicas y de la Administración sanitaria de Portugal, que desde 2018 tiene regulado el cannabis medicinal, estuvieron en esta sesión virtual.
Uno de los principales aspectos en los que se hizo hincapié durante la sesión es en la clara diferenciación que debe existir entre los distintos productos cannábicos. La falta de información lleva a confundir el uso medicinal y el uso recreativo, cuando el primero se administra, entre otras formas, en vapor o en aceites, pero no se puede fumar.
José Tempero, director Médico de Tilray, señaló que la abundancia de productos derivados del cannabis “puede inducir a error a los pacientes y a los profesionales sanitarios sobre las implicaciones que pueden tener”. Es importante dejar claro el uso médico de los cannabinoides, “son productos a base de cannabis de grado farmacéutico, bajo supervisión médica continua, que son prescritos, de forma adyuvante, en función de un diagnóstico”. Se ofrecen como una solución adicional, puede ser una alternativa terapéutica a pacientes que no tienen tratamiento y que podrían tener una mejoría en su calidad de vida.
Una de cada siete personas tiene un dolor crónico, apuntó el doctor Jesús de Santiago, coordinador del Grupo de Interés en Cannabinoides de la Sociedad Española del Dolor, “a los pacientes hay que darles una solución”, dijo, mientras recordaba que el cannabis en España no está regulado para poder investigar.
Para el presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL), Juan Pablo Leiva, “puede tener un impacto positivo en pacientes que están en paliativos, para evitar el sufrimiento y para el control de síntomas”. Importante, no olvidar que hablar cuidados paliativos no solo es hacer referencia a pacientes oncológicos, sino también a personas que pasan por fallos orgánicos o que tienen una enfermedad neurológica.
Aunque no está regulado, se hace uso del cannabis, en situación alegal. Se calcula que alrededor de 200.000 personas podrían utilizarlo en España.
Sin embargo, según se dijo en el encuentro organizado por ANIS, las principales sociedades científicas no recomiendan su uso. De ahí la necesidad de regular los cannabinoides para llevar a cabo estudios que permitan saber más sobre la respuesta que puede ofrecer al dolor. Para Jesús de Santiago, “hay un problema político, se lleva pidiendo tiempo la regulación”.
Por su parte, Juan Pablo Leiva destacó que se está hablando de un “uso medicinal, controlado y seguro, por las vías establecidas”. En este sentido, el doctor de Santiago comentó que se sabe que los efectos secundarios a corto plazo “son similares a un medicamento para dolor crónico, pero no se tienen estudios para saber si hay efectos secundarios a largo plazo”.
Ambos pidieron que se cuente con las asociaciones de pacientes.
El caso de Portugal, desde 2018 regulado
España y Bélgica son los únicos países de Europa occidental que no han iniciado ningún proceso regulatorio sobre el uso de estos productos. Otros países como Portugal, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Polonia o Grecia tienen diferentes modelos basados en formulaciones finales o preparaciones magistrales con cantidades estandarizadas de cannabinoides, procesos certificados de buenas prácticas de fabricación (GMP) y garantías de trazabilidad, tal y como se explicó en la sesión organizada por ANIS.
Portugal tienen regulado el cannabis medicinal desde 2018 para un uso apropiado de estas sustancias. Vasco Bettencourt, director de Unidad de Licencias del Departamento de Inspección y Licencias de la Autoridad Nacional de Medicamentos y Productos Sanitarios de Portugal (INFARMED) explicó los objetivos principales de la legislación, “el acceso a usuarios y a productos de calidad y seguros, aplicando las mismas reglas que otros medicamentos y sin estar expuestos a riesgos innecesarios”.
La normativa portuguesa ha limitado la prescripción para el tratamiento coadyuvante en áreas como el dolor crónico (cáncer y dolor neuropático), la epilepsia, así como las náuseas y vómitos inducidos por quimioterapia.
Se dispensa en farmacias hospitalarias y comunitarias, “había que crear confianza y se sabe la trazabilidad desde el cultivo a la distribución al consumidor final”. Actualmente, tienen ya dos empresas que pueden fabricar con autorización para comercializar solo en territorio portugués, se tiene en cuenta la seguridad y la calidad y los precios están regulados, según fue detallando Vasco Bettencourt. El consumo en Portugal es de 30 envases al mes, aún tendrá que pasar más tiempo para fijar unas conclusiones, pero “sí hemos visto que existe una necesidad de formación a los prescriptores”, señaló Bettencourt.