Bajo el título "Altamente conectad@s en Navidad", se presentaba en el Colegio Profesional de Psicología de Aragón (COPPA) una nueva campaña a favor de una actitud responsable hacia el uso de la tecnología. El objetivo es hacer un llamamiento a la concienciación y a la responsabilidad, promoviendo el equilibrio saludable en la utilización de dispositivos tecnológicos y destacar la importancia de limitar el tiempo frente a pantallas, priorizar momentos de calidad, educar en salud mental digital y establecer límites en el acceso a Internet de los niños y las niñas.
"Para nosotros era un tema interesante que como profesionales de la psicología no podíamos dejar pasar", advertía Santiago Boira, presidente del COPPA, que recordaba que el objetivo no era otro que hacer "un llamamiento a la concienciación y el fomento de una actitud responsable ante el uso de estas herramientas promoviendo el equilibrio en la era digital en la que nos encontramos".
A través de cuatro lemas, la campaña habla de la calidad de nuestro tiempo, el fomento del afecto y la reducción del consumismo en esta época del año:
- Vivir altamente conectados afecta a nuestra salud mental, intentemos no abusar de las pantallas
- Regalar momentos de calidad es más valioso que pasar tiempo delante de una pantalla brillante
- Intentemos ser más responsables estás navidades, regalemos más valores y menos pantallas
- Educar en salud mental digital es el regalo que deberíamos proporcionar a los más pequeños de la casa
Para profundizar en el uso de las tecnologías entre la población más joven, el COPPA contó con dos destacados miembros del colectivo profesional en la presentación de la campaña. Luisa Maestro, psicóloga clínica de la Unidad de Salud Mental Infanto-juvenil del SALUD, y Javier Garcés, psicólogo especialista en Psicología Clínica y experto en Psicología del Consumo.
En sus intervenciones trataron de dar respuesta a la pregunta que todo el mundo hace, ¿cuánto tiempo puede estar mi hijo o mi hija con el móvil? Algo que trató de aclarar Luisa Maestro utilizando la regla que aplican en las consultas para el uso de la tecnología en los niños, la del 3-6-9-12. Por debajo de los 3, cero pantallas; de 3 a 6 años, media hora al día como mucho, ya que es la edad a la que hace un desarrollo del juego; a partir de los 6, una hora, acompañada por familiares, y a partir de los 9 y de los 12, acceso controlado por las madres y padres.
Maestro recordaba que, sobre todo en edades más tempranas, deberían fomentarse otro tipo de estímulos que activen todos los sentidos. "Con las pantallas solo se trabaja a nivel visual. No es lo mismo ver una pelota que jugar a la pelota", explicaba. De tres a seis años es el periodo más importante, ya que se desarrolla lo que en Psicología se denomina el juego socio-dramático o juego de roles, "algo que no tiene cabida con las pantallas".
En este sentido, recordaba que permitir a un niño acceder a un teléfono móvil con Internet es darle acceso absolutamente a todo. "Una pantalla es una puerta abierta a miles de estímulos, por eso hay que guiarles", añadía.
Ansiedad e irritabilidad
En cuanto a las dos emociones más asociadas al uso excesivo de pantallas en la infancia, señalaba la ansiedad y la irritabilidad, cuadros asociados al uso de pantallas que afectan ya a pequeños de siete y ocho años. Las alarmas deberían encenderse ante aquellas situaciones en las que el uso de dispositivos está afectando directamente a la dinámica familiar, "cuando el niño no quiere comer o cenar, o deja de hacer los deberes", advertía Luis Maestro.
"Los
videojuegos y las pantallas no son malas per sé. Lo que preocupa es el uso que estamos haciendo de ellas", destacaba. Lo mismo con el acceso a las redes sociales, "los padres tienen que tener muy claros los límites y adecuar el uso a la edad del niño", concluía. Al tiempo que recordaba que "gestionar hábitos y poner límites es tarea de los progenitores. Educar en pantallas es lo mismo que educar en todo lo demás".
La insistencia de los profesionales en un uso responsable de la tecnología radica en que todavía no hay estudios sobre cómo afecta la estimulación de las pantallas al cerebro infantil.
Por su parte, Javier Garcés apuntaba que, a veces, se olvida que lo que hay detrás de un teléfono móvil es una puerta a intereses comerciales, ventas y fomento del consumismo. "Puedo asegurar que hace diez años me llamaban para hablar de aumento del consumismo el 22 de diciembre y, ahora, lo hacen en noviembre, con el Black Friday", afirmaba. La clave parece estar en lo emocional, "la Navidad es una época emocional por antonomasia, como lo es el hecho de comprar, caracterizado por la emocionalidad", explicaba.
Educar es poner límites
Y es que, en su opinión, desde hace tiempo se utiliza esta época del año para propiciar un consumo masivo "en busca de una aparente felicidad que no es tal". "La tesis es aprovechar al comprador emocional en la época más emocional”, continuaba, al tiempo que recordaba que antaño esta época del año era todo lo contrario a materialista: “Se basaba en las reuniones familiares y los buenos deseos. Hoy todo es comprar". Asimismo, ponía sobre la mesa cómo es posible que la sociedad del bienestar esté marcada por la depresión y la ansiedad, "algo estamos haciendo mal", subrayaba.
Otro dato importante para Garcés tiene que ver con el reto al que se enfrentan los padres y madres en la actualidad, algo que no había ocurrido antes. "Es la primera vez que una generación tiene que educar a la otra sobre algo que no ha vivido. No se han establecido normas aún y eso tiene consecuencias", reflexionaba. Ambos expertos coincidían en señalar que educar "significa poner límites y si no se ponen en casa no se van a poner en ningún otro lado".
No obstante, también aludieron a la necesidad de formar a las familias, igual que existen normas sobre la salud bucodental o la alimentación, por ejemplo, habría que crear normas de uso de las tecnologías y difundirlas, ya que estamos hablando de algo completamente nuevo para los adultos.
En cuanto a la prohibición de los móviles en el ámbito escolar, hablaron de que siempre es mejor construir que prohibir y tener en cuenta que para la adolescencia, los móviles es una herramienta para estar conectados, son nativos digitales, forma parte de su día a día "prohibir el uso como castigo no debería hacerse", dijo Luisa Maestro.
Más información: Colegio Profesional de Psicología de Aragón (
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