Utilizar sistemas de medición de la calidad de vida en el sistema sanitario puede mejorar el diagnóstico y el seguimiento de las enfermedades, determinar cuáles son las necesidades de la población y planificar los servicios de salud, además de evaluar la calidad de los servicios de salud. El Centro Nacional de Epidemiología (CNE) y la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) celebraron el viernes en Madridr una jornada en la que se planteó el uso de las medidas de calidad de vida en la práctica clínica y en la evaluación de la atención sanitaria. Un encuentro que acogió el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y que fue inaugurado por Marina Pollán, directora del CNE; Pere Godoy, presidente de la SEE, y Manuel Cuenca Estrella, subdirector de Servicios Aplicados, Formación e Investigación del ISCIII.
Un recorrido por nuevos planteamientos de trabajo para obtener mejores resultados y que detalló el doctor José María Valderas, quien lidera el desarrollo de indicadores del funcionamiento del sistema de salud, basados en información proporcionada por los pacientes, para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y coordina el grupo de trabajo de International Consortium for Health Outcomes Measurement (ICHOM) para la definición de un conjunto mínimo de datos de salud para la población general. Actualmente, dirige un programa centrado en el desarrollo y evaluación de la medición de resultados percibidos como eje para articular la atención de pacientes con multimorbilidad en Atención Primaria.
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