Información de Salud y Ciencia

por Melania Bentué

10/9/2023

Ante una misma patología ¿es igual el tratamiento a hombres y mujeres?

El género es un factor determinante de las desigualdades en salud y lleva infratratamiento en las enfermedades del corazón, mayor prescripción de analgésicos, más diagnósticos depresivos y ansiosos y, por el contrario, el infradiagnóstico de otras patologías mentales

Ante una misma patología ¿es igual el tratamiento a hombres y mujeres?

Retrasos en los diagnósticos ponen en riesgo la salud de las mujeres. Además de la posición socioeconómica, el género es otro de los factores determinantes de las desigualdades en salud. No solo determina la diferente exposición a los riesgos, también los comportamientos relacionados con la salud, el acceso al sistema sanitario e incluso el diagnóstico y el tratamiento.

Este ha sido uno de los temas que se han abordado en la XLI Reunión Anual de la Sociedad Española de Epidemiología y el XVIII Congreso de la Asociación Portuguesa de Epidemiología (APE), que se acaba de celebrar en Oporto. Edición tras edición, las desigualdades sociales y de género forman parte de la programación de este encuentro científico con el objetivo de fomentar la perspectiva de género y socioeconómica en el campo de la investigación epidemiológica y en los estudios relacionados con la salud.

"Hombres y mujeres accedemos de manera diferente al sistema de salud y el sistema de salud también responde de manera diferente, ya que el conocimiento que se aplica en la práctica clínica parte de una investigación que ha priorizado el conocimiento sobre la salud de los hombres y ha perpetuado estereotipos de género", señala Elisa Chilet, investigadora y docente de la Universidad Miguel Hernández de Elche, que en este congreso ha impartido un curso sobre las desigualdades en salud con perspectiva de género.

Chilet, citando un estudio publicado en 2019 en Nature Communications, expone que, de media, las mujeres reciben los diagnósticos hasta cuatro años más tarde que los hombres, aunque se desconoce si estas diferencias se deben a la genética, al medioambiente, a los criterios de diagnóstico o a una combinación de varios factores. Pero los retrasos en el diagnóstico no son las únicas consecuencias de estas desigualdades, también lo son el infratratamiento en las enfermedades del corazón, una mayor prescripción de analgésicos, más diagnósticos depresivos y ansiosos y, por el contrario, infradiagnóstico de otras patologías mentales.

"Se tiende a interpretar los síntomas y quejas de las mujeres como exagerados y a atribuirlos a causas psicosomáticas y no físicas", explica la investigadora, que también hace referencia a los dolores incapacitantes que sufren muchas mujeres durante la menstruación. "Tienen que escuchar una y otra vez eso de que el periodo duele y no se ha considerado un problema de salud importante a estudiar", afirma.

Asimismo, Chilet se muestra muy crítica con la actitud paternalista con la que, en ocasiones, el personal médico encara el momento del parto. "Se parte de la premisa de que las mujeres deben ser estoicas durante el parto a pesar del dolor", dice. 

Avances importantes pero lentos frente a la desigualdad

 

Pese a estas desigualdades considera que los y las profesionales de la salud cada vez son más conscientes de que la situación debe cambiar, y han surgido distintas iniciativas desde la práctica clínica para que se contemplen las cuestiones de género. "Sin embargo, teniendo en cuenta que hace más de 30 años que estamos discutiendo sobre estos sesgos, el avance es lento", puntualiza.

Ante esta realidad, la experta cree que la epidemiología puede jugar un papel fundamental aportando información sobre las diferencias en la prevalencia de las enfermedades entre sexos, los comportamientos de riesgo o el acceso a la atención médica por parte de hombres y mujeres. "La investigación que no incluya la perspectiva de género será una fotografía parcial de la realidad que nos llevará a soluciones que no benefician de manera equitativa a la población", advierte.

Las desigualdades educativas matan más que el tabaco

 
Esa es la demoledora conclusión a la que ha llegado un grupo de investigadores que han presentado su trabajo en esta reunión de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE). Utilizando el registro de mortalidad y los datos de exposición de la población de España para el periodo 2016-2019, los investigadores estimaron que se produjeron un total de 64.960 muertes anuales (35.920 hombres y 29.040 mujeres) atribuibles a la desigualdad educativa, frente a las 54.772 muertes anuales atribuibles al tabaquismo en nuestro país (45.865 hombres y 8.907 mujeres). Es decir, que la mortalidad asociada a las inequidades socioeconómicas en España es mayor que la mortalidad por el consumo de tabaco.
 
Tal y como explica Sergi Trias-Llimós, investigador Ramón y Cajal del Centro de Estudios Demográficos de Barcelona y autor principal de este estudio, las personas con un nivel educativo más bajo presentan tasas de mortalidad más altas. Esto se debe a múltiples factores, como que las personas con un nivel educativo más alto suelen tener mejores ingresos, más recursos materiales y más conocimiento sobre salud y bienestar, entre otros. "Todo ello contribuye a que las clases sociales más altas gocen de mejor salud y, por tanto, de una mayor esperanza de vida", apunta. 
 
De hecho, según los cálculos de Trias-Llimós, si no existieran las desigualdades, si todo el mundo tuviera el nivel educativo de los grupos sociales más favorecidos, se podrían llegar a evitar un 18% de las defunciones asociadas a esta inequidad.
 
En el caso de los hombres, se evitarían principalmente muertes causadas por enfermedades cardiovasculares, respiratorias, cánceres e infecciosas. En cuanto a las mujeres, la mayoría de las muertes que se evitarían estarían relacionadas con enfermedades cardiovasculares, infecciosas y endocrinas. 
 
"Estas desigualdades son un desafío para la salud pública. En muchas ocasiones se estudian desde una única perspectiva y hay que analizarlas desde distintos prismas para poder involucrar a quienes ponen en marcha las políticas públicas", considera el investigador.  "Aunque las políticas de salud pública generalmente se han centrado en cambiar los estilos de vida, este estudio muestra que la eliminación de las desigualdades estructurales tendría un impacto muy relevante", añade.
 

Un encuentro que reúne a cerca de 800 profesionales

 

Alrededor de 800 profesionales de la Epidemiología y la Salud Pública han participado este año en la Reunión Anual de la SEE que se ha celebrado en Oporto. A través de 16 mesas espontáneas y un millar de comunicaciones se han abordado cuestiones como la vigilancia del cáncer, la mala conducta científica, salud y vulnerabilidad social, salud urbana y cambio climático, enfermedades infecciosas, COVID-19 y sus secuelas, género y salud, salud materno-infantil, VIH, salud mental o ecoansiedad.

Una mesa sobre cómo la epidemiología ha contribuido a las opciones en las políticas de salud cerró esta edición del congreso el pasado viernes. (Ver vídeo)

Fotografía 1: Priscilla du Preez 
Fotografía 2: Comunicación SEE

 


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