El Grupo de Trabajo de Tabaquismo de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) ha pedido que se amplén los espacios libres de humo y que se extienda la prohibición de fumar a todas las terrazas de bares y restaurantes, entradas de los centros educativos, campus universitarios, espectáculos al aire libre, instalaciones deportivas y vehículos privados.
Los epidemiólogos reconocen que la puesta en marcha de las leyes de 2005 y 2010 frente al tabaquismo disminuyeron significativamente la exposición al humo ambiental de tabaco. Pero, ahora, recomienda dar un paso más allá en el control del tabaquismo para reducir la elevada carga de morbi-mortalidad asociada al consumo y a la exposición al humo ambiental del tabaco.
Tabaco y coronavirus
Además, el Grupo de Trabajo de Tabaquismo advierte de que el consumo de tabaco en espacios exteriores pone en riesgo tanto a fumadores como a no fumadores a infectarse de la COVID-19. Los fumadores que estén infectados y sean asintomáticos pueden emitir gotas de agua con virus SARS-CoV-2 poniendo en riesgo al resto de población.
La SEE considera que todavía existen espacios, tanto interiores como exteriores, no regulados por ley en los que los niveles de humo ambiental de tabaco son elevados, lo que conlleva importantes riesgos para la salud de los fumadores y quienes se encuentran a su alrededor, especialmente los menores.
Enfermedades respiratorias en niños
La muerte súbita del lactante, el bajo peso al nacer, los problemas respiratorios y las infecciones de oído son solo algunos de los efectos nocivos del humo del tabaco en los más pequeños. Un estudio reciente publicado por la revista Preventive Medicine muestra que solo en el año 2015 se detectaron en España un total de 136.403 casos de enfermedades respiratorias en menores de 14 años asociados al HAT.
El motivo, señalan desde la SEE, podría ser la ambigüedad de la ley de control del tabaquismo en relación con el consumo de tabaco en espacios como las terrazas de hostelería. De hecho, se calcula que un 80% de los establecimientos incumplen la ley al permitir fumar en terrazas cubiertas con dos o más cerramientos. En estos casos, la concentración de nicotina y partículas puede llegar a superar los niveles encontrados en los espacios interiores cuando se permitía fumar.
En estos momentos, el Gobierno trabaja en la puesta en marcha de una nueva normativa antitabaco que contempla la subida de impuestos y la equiparación del vapeo con el cigarrillo tradicional para prohibir también su uso en los espacios donde ahora no se permite fumar tabaco.
Otra de las novedades podría ser la prohibición de fumar en coches particulares, una materia pendiente de regulación en España, pero que en países como Canadá, Estados Unidos o Italia ya está implementada.
Sin embargo, la Sociedad Española de Epidemiología cree que estas medidas deben ir acompañadas de un aumento de los espacios, tanto abiertos como cerrados, en los que no se permita fumar tabaco o productos derivados:
- En todas las terrazas de hostelería, independientemente de que sean abiertas o cerradas
- En instalaciones deportivas y espectáculos al aire libre
- En las paradas y andenes de los medios de transporte
- En las entradas de centros educativos en los que haya presencia de menores
- En los campus universitarios
- En vehículos privados
Asimismo, consideran que deberían ponerse en marcha campañas de sensibilización para reducir el consumo de tabaco y sus productos derivados en las playas, como ya ocurre en algunas zonas del país. Galicia fue una de las autonomías pioneras en este sentido, comenzando en 2016 una campaña de concienciación para crear una red de playas sin humo a la que ya se han adherido más de 140 arenales.
A través de estas iniciativas, además de proteger a las personas no fumadoras de la exposición al humo del tabaco, se podría prevenir el inicio de su consumo en la población más joven, desnormalizar el consumo en espacios interiores y reducir el impacto ambiental del tabaquismo. Y es que, las colillas constituyen un material no biodegradable que puede tardar hasta 10 años en descomponerse, recuerda el Grupo de Trabajo de Tabaquismo.
Hogares con bebés, libres de humo
Los epidemiólogos también se muestran partidarios de hacer campañas que fomenten los hogares sin humo y ayuden a reducir la exposición al humo del tabaco en los domicilios. Con todo, las leyes de control sobre el consumo de tabaco han demostrado, por norma general, reducir el consumo y la exposición incluso en lugares no regulados como las viviendas particulares, donde las medidas legislativas no son posibles.
La
SEE se ha hecho eco de varios estudios que demuestran que el
85% de las viviendas en las que viven
menores de tres años son espacios libres de humo. Además, una investigación realizada en 2016 muestra que el
90% de los fumadores estarían dispuestos a apoyar una
ley que prohíba fumar en presencia de menores.
Todas estas medidas deben ir, según explican desde la Sociedad Científica, acompañadas de una mayor información sobre la normativa vigente y de una adecuada vigilancia que garantice su cumplimiento. Solo así se conseguirá proteger a la ciudadanía de los efectos nocivos del humo del tabaco.
Fotografía: Andres Siimon (Unsplash)