La gestión de la pandemia de la covid-19 ha sido una de las mesas centrales de la Reunión Anual de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), celebrada en León esta semana. Un encuentro moderado por Pere Godoy, expresidente de la SEE y profesor titular de Medicina Preventiva en la Universidad de Lleida y en el Servicio de Vigilancia Epidemiológica de la Generalitat.
En la charla estuvieron Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias; Helena Legido Quigley, de la London School of Hygiene and Tropical Medicine y Saw Swee Hock School of Public Health, de la Universidad de Singapur; Henrique Barros, del Instituto de Saúde Pública da Universidade do Port, y Bárbara Olivan Blázquez, del Grupo Aragonés de Investigación en Atención Primaria del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón.
Una conversación que analizó la aplicación de la evidencia científica en la toma de decisiones, el papel de la vigilancia epidemiológica y su estado actual y la importancia de la divulgación científica para trasladar mensajes tanto a las instituciones como a la sociedad general. Según explicó Pere Godoy, en el último año y medio de pandemia se han llevado a cabo acciones "muy relevantes" desde el punto de vista epidemiológico. Y, todo ello, pese a que en el momento del estallido de la pandemia la vigilancia epidemiológica se encontraba "muy debilitada" y a que la crisis de la covid-19 sobrepasó todas las predicciones, el expresidente de la SEE subrayó que de ella se pueden extraer numerosas enseñanzas.
La aparición de nuevas figuras profesionales como los rastreadores y el aumento de la cobertura vacunal en tiempo récord son dos de los hitos que Godoy señaló, aunque advirtió que será necesario más tiempo para evaluar con mayor profundidad los pasos dados. "Seguramente nos falta dimensión temporal y distancia para comprender todo lo que hemos aprendido desde el punto de vista profesional, político y social", comentó.
Entre los retos para afrontar en un futuro no muy lejano, se habló de la necesidad de consolidar la figura del rastreador y que sirva también para controlar otras enfermedades como las de transmisión sexual o la tuberculosis. La conveniencia de reivindicar la Salud Pública y la consecución de nuevos recursos para la vigilancia epidemiológica fueron otras de las demandas de los expertos. Asimismo, señalaron que ante crisis de esta envergadura y en un mundo globalizado, las respuestas tienen que ser también globales.
En la mesa redonda, se expusieron los resultados del estudio "The Independent Panel. The independent panel for pandemic preparedness and response", en el que se evalúan las medidas implementadas por un total de 28 países y sus resultados. "No se trata de buscar culpables. En general, los países tienen una responsabilidad compartida en la que hubo errores a todos los niveles", explicó Helena Legido Quigley, que también ahondó en las diferentes estrategias adoptadas en distintos países. Mientras que, por ejemplo, Europa optó por estrategias de contención, Asía adoptó políticas "near zero" approach. Asimismo, recordó que existen indicios que sugieren que las decisiones tomadas entre hombres y mujeres han diferido en cierta manera. "Las mujeres líderes han tenido más empatía y han escuchado más la evidencia científica y a su población", dijo.
En cuanto a las recomendaciones realizadas a los diferentes países en materia de covid-19, los epidemiólogos instan a las regiones más ricas a donar 1.000 millones de vacunas a los países más vulnerables. Además, creen conveniente una mayor financiación y la reorganización de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por otro lado, han aconsejado contar con stock suficiente (mascarillas, test, material sanitario…) para una respuesta de emergencia ágil, así como el desarrollo digital del Sistema Nacional de Salud (SNS).
Otro de los asuntos tratados fue la comunicación de los mensajes científicos tanto a las autoridades sanitarias como al resto de la sociedad. En este sentido, insistieron en que es fundamental trasladar la evidencia científica lo más rápido posible para que los decisores impulsen iniciativas con el mayor conocimiento disponible. En cuanto a la población, los epidemiólogos han expuesto la relación entre la información y la conducta, insistiendo en la idea de que explicar con honestidad la situación aumenta el grado de aceptación de las medidas restrictivas.
Precisamente, Fernando Simón fue el encargado de cerrar la mesa de debate, realizando un repaso por la evolución de la pandemia desde antes incluso de la primera ola. El epidemiólogo, reforzando el mensaje de sus compañeros, reconoció que al principio de la crisis lo que se dejaba ver distaba mucho de la realidad. "Lo que se veía y lo que había no tenía nada que ver. España ha aprendido mucho de la primera ola, pero al principio estábamos condenados a matar moscas a cañonazos. Tuvimos que tomar una decisión drástica para que nuestro sistema sanitario no se fuera al traste", recordó.
Por último, destacó el papel de los congresos como puntos de encuentro y espacios generadores de conocimiento. "Todo lo que sabemos de la pandemia no hubiera sido posible si no hubiéramos compartido ni interactuado entre nosotros. Esta reunión nos da la oportunidad de discutir en profundidad sobre la pandemia para no repetir los mismos errores y mejorar lo que ya hemos hecho bien", concluyó.
Más recursos técnicos y humanos
En la Reunión Anual de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) también hubo espacio para las reivindicaciones. Entre las necesidades señaladas, los epidemiólogos y epidemiólogas han recordado la importancia de dar valor a la evidencia científica para facilitar la toma de decisiones, así como una mayor dotación de recursos en Salud Pública. Además, han reivindicado el papel de la Epidemiología como remedio ante la crisis de la covid-19. "La Epidemiología no es parte del problema, sino de la solución", han dicho en el encuentro de León.
Por otra parte, han explicado que tras la pandemia sería conveniente realizar "una evaluación profunda" para detectar las carencias y los errores cometidos durante su gestión. "Ya hay algunas cosas que se han visto claramente, como que la infraestructura de los organismos que trabajan en Salud Pública está infradotada. Necesitamos estructuras sólidas lideradas por personas con una gran capacidad técnica y coordinación", señalaba Elena Vanessa Martínez, presidenta de la Sociedad Española de Epidemiología. Con todo, los expertos han advertido de que todavía es pronto para comprender todo el aprendizaje que está conllevando esta pandemia.
Asimismo, el congreso ha servido para pedir la creación de una red de vigilancia en Salud Pública que integre todos los problemas de salud que pueden afectar a la población. "Ahora mismo tenemos la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica que se creó en 1995. Es mucho tiempo", apuntó Martínez.
Más allá de la covid-19
Pese a que la covid-19 ha tenido una especial relevancia en el congreso, también se han tratado otros asuntos que la pandemia dejó al margen como la atención al final de la vida, el juego como problema de salud pública o el envejecimiento saludable en tiempos de pandemia, entre otros.
Desde una perspectiva laica, la mesa redonda sobre la eutanasia abordó la cuestión de la objeción de conciencia individual, los retos a los que se enfrentan las comunidades autónomas y la experiencia de otros países con leyes que garantizan una muerte digna. Fernando García López, del Centro Nacional de Epidemiología, fue el encargado de moderarla.
La adicción al juego también fue uno de los puntos a debatir. La conferencia estuvo conducida por el Dr. Joan R. Villalbí, delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad. Las desigualdades en salud como factor de riesgo, la influencia de la publicidad sobre los jugadores y las conductas de riesgo asociadas al juego formaron parte del contenido de la conferencia.
Por otra parte, coincidiendo con la inauguración de la Década de Envejecimiento Saludable, también se ha llevado a cabo una ponencia dedicada al envejecimiento y la salud, aportando una visión positiva de la vida en edades avanzadas. En ella, se ha pedido más reconocimiento para la población mayor y se han dado las claves para combatir el ‘edadismo’ o la discriminación por edad.
Un hito en la vuelta a la presencialidad
Tras el formato virtual de la edición pasada, el congreso ha vuelto a apostar por la presencialidad. Se ha desarrollado en tres sedes diferentes de la Universidad de León y ha contado con más de 600 asistentes, 13 mesas espontáneas y 820 comunicaciones. Todo un hito en tiempos de pandemia con el que se espera servir de referencia para otros eventos científicos.
"La valoración ha sido muy positiva. Ha costado, porque tener que organizar una cita con tanta relevancia en época COVID-19 ha sido un reto, pero la gente ha quedado muy contenta de poder volver a esta nueva presencialidad", explicaba Tania Fernández Villa, presidenta del Comité Organizador del congreso. Para hacerlo posible, los organizadores elaboraron un protocolo de actuación con el que conseguir un entorno seguro que ha incluido, entre otras cuestiones, el cálculo de espacios de acuerdo a diferentes posibilidades de aforo, así como medidas higiénicas para las actividades que se desarrollen en el marco del congreso.
Además, ha contado con la colaboración del Servicio de Vigilancia Epidemiológica de la Universidad de León y se ha creado una Unidad Básica de Vigilancia y un plan de actuaciones ante un caso sospechosos.
La próxima Reunión Anual de la Sociedad Española de Epidemiología tendrá lugar a finales del próximo verano en San Sebastián.
Más información, en la web de la SEE.
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