Lejos de ser una enfermedad erradicada, la tuberculosis sigue siendo una de las primeras causas de muerte de origen infeccioso del mundo. Continúa provocando 4.000 fallecimientos y 28.000 infecciones cada día en todo el planeta, 5.000 de las cuales se producen en España cada año. Cada 24 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo dedica al Día Mundial de la Tuberculosis, una fecha que coincide con el descubrimiento de la bacteria que provoca esta enfermedad por parte del Dr. Robert Koch en 1882.
El lema de este año es "El tiempo corre". Con él se quiere transmitir la idea de que el mundo se está quedando sin tiempo para cumplir con los compromisos pactados para poner fin a la tuberculosis. Y es que, la conmemoración de 2021 estará marcada por las consecuencias que la pandemia de la COVID-19 está teniendo sobre la vigilancia, el control y la prevención de la tuberculosis. El impacto del virus ha desbordado a los servicios de vigilancia epidemiológica encargados del seguimiento de esta enfermedad, así como de otras de declaración obligatoria.
La implementación del Plan para la Prevención y el Control de la Tuberculosis en España, cuyo objetivo es avanzar en la coordinación con las comunidades autónomas para aumentar la búsqueda activa de casos e infectados, también se ha visto afectada.
Se calcula que desde el año 2000, los esfuerzos mundiales por combatir esta infección
han salvado aproximadamente 63 millones de vidas. No obstante, la pandemia ha puesto en riesgo el progreso de la estrategia de la OMS de poner fin a la tuberculosis y que tenía como objetivo garantizar el acceso equitativo a la atención sanitaria a través de la Cobertura Universal de Salud. Ante esta situación, la Sociedad Española de Epidemiología (
SEE) y la Fundaciónn de la Unitat d'Investigació en Tuberculosi de Barcelona (
fuiTB) hacen un llamamiento a las autoridades sanitarias y de Salud Pública para que
reanuden y refuercen las intervenciones de control de esta enfermedad.
El aumento de la vigilancia de la tuberculosis cobra todavía más importancia si se tiene en cuenta que, en 2018, con
9,4 casos por cada 100.000 habitantes, España registraba la segunda mayor incidencia de Europa Occidental, por detrás de Portugal. Así se desprende del informe
"Tuberculosis surveillance and monitoring in Europe" del Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC). La tasa de enfermos por cada 100.000 habitantes fue de 8,9 en Francia; 8 en Gran Bretaña y 7 en Italia. Los de 2018 son los datos más recientes, ya que todavía no se dispone de los de 2019 debido a que los sistemas de vigilancia epidemiológica han tenido que centrar todos sus esfuerzos en analizar y combatir la COVID-19.
Prevención: diagnóstico, estudio de contactos y cribado
La SEE y la fuiTB consideran imprescindible "concienciar sobre las consecuencias sociales, económicas y para la salud que aún ocasiona la tuberculosis a escala mundial y acelerar los esfuerzos por poner fin a esta vieja enfermedad". Además, recuerdan que la tuberculosis activa requiere un mínimo seis meses de tratamiento con hasta cuatro fármacos distintos.
Para prevenirla son claves el diagnóstico precoz, el cumplimiento del tratamiento, el estudio de contactos y el cribado de poblaciones de riesgo. Por ello, los epidemiólogos instan a acudir al médico de Atención Primaria a quienes presentan síntomas como tos o expectoración durante más de 15 días. Además, animan a los pacientes a cumplir con el tratamiento completo para evitar la aparición de recaídas y de resistencias a los fármacos. Por último, a sus contactos se les recomienda que se sometan a una revisión para descartar infección tuberculosa latente o, enfermedad tuberculosa porque puedan beneficiarse en ambos casos de un diagnóstico y un tratamiento precoz.
Fuentes de información: SEE / fuiTB
Infografía: ECDC