Cada día, entre ocho y diez aragoneses sufren un ictus. De ellos, dos terminan falleciendo y tres sufren secuelas graves. Con el objetivo de concienciar sobre la gravedad de esta enfermedad, que no entiende de edades, la Asociación Ictus de Aragón (AIDA) junto a los hospitales Clínico y Miguel Servet de Zaragoza y la Sociedad Aragonesa de Neurología (SARAN) organizan diversos actos con motivo de la proximidad del Día Mundial del Ictus (29 de octubre).
Este año, concretamente, bajo el lema "La realidad del ictus. Lo que se ve y lo que no", AIDA busca visibilizar las secuelas cognitivas que causan los accidentes cerebrovasculares y cómo abordar la vuelta a la reincorporación laboral de los afectados, una tarea que no siempre es sencilla. Así lo han expuesto esta semana en una rueda de prensa celebrada en el Hospital Clínico Miguel Lierta, el presidente de la Asociación Ictus de Aragón; Lorena Larios, responsable del área de Neuropsicología de AIDA; junto al doctor Carlos Tejero, neurólogo en el Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza; Laura Serrano, jefa de servicio de Salud Laboral Hospital Clínico, y Elena Muñoz Farjas, presidenta de la Sociedad Aragonesa de Neurología (SARAN).
La vuelta al trabajo de las personas que han sufrido un ictus depende, en buena medida, de sus secuelas neurológicas, que varían en función del tipo de accidente cerebrovascular, de la edad del paciente o de la existencia de otras patologías, entre otros factores. En este sentido, el doctor Carlos Tejero aseguraba que en los ictus que ocurren a edades medias "en personas que trabajan es más frecuente no poder hacer una vida normal por las secuelas psicológicas que por las físicas". Estas "secuelas ocultas" son difíciles de apreciar a primera vista en muchas ocasiones, pero resultan incapacitantes. Algunos ejemplos son los problemas de memoria o de orientación, la pérdida de la capacidad de planificación o de reacción.
No recordar tu serie favorita
"Un ictus también es aquello que hace que tengas que hacer un sobreesfuerzo para no distraerte, que tengas que buscar estrategias para no olvidarte de cosas tan sencillas como comprar el pan todos los días, que tengas que volver a aprender a leer o a escribir, o que tengas que ponerte varias veces un capítulo de tu serie favorita para enterarte de lo que está pasando. Estos, sumados a otros muchos, son ejemplos de lo que experimentan muchos de estos pacientes un día sí y otro también. Cada tarea que realizan les genera un gran desgaste físico, mental y emocional", explicaba Lorena Larios.
Por ello, es importante examinar cada caso individualmente, tal y como recordaba Laura Serrano, responsable de Salud Laboral del Hospital Clínico Universitario de Zaragoza, "hay que valorar cuál es el puesto que mejor se adapta a las nuevas capacidades de ese trabajador concreto, qué necesidades técnicas tiene, dónde puede ubicarse y cómo puede ser su incorporación y aportación a un trabajo en equipo". Asimismo, los profesionales recomiendan a quienes han sufrido un episodio que participen "en la medida de lo posible", en actividades sociales placenteras, ya que ello contribuye a mejorar los aspectos emocionales y favorece su recuperación.
Hasta el 80% de los ictus podrían evitarse
De acuerdo con datos de la Asociación AIDA, la comunidad registra cerca de 3.000 ictus anuales y más de 6.000 aragoneses conviven en la actualidad con las secuelas de esta enfermedad. Los problemas de memoria, la lentitud mental, la falta de claridad, las dificultades de atención y la fatiga son solo algunas de sus consecuencias, pero no las únicas. La parálisis, los problemas en la visión o la sensibilidad son otras secuelas. De hecho, el ictus supone la primera causa de discapacidad grave a nivel mundial.
Los profesionales han incidido en que, aunque el ictus no entiende de edad, el perfil del paciente del ictus ha cambiado considerablemente en los últimos años. "Cada vez acude a rehabilitación un perfil más joven, con unas necesidades diferentes", subrayaban en la rueda de prensa. Además, han insistido en que hasta el 80% de los ictus podrían evitarse adoptando un estilo de vida saludable, con hábitos como hacer ejercicio regularmente, controlar la tensión, cuidar la dieta y abandonar el tabaco.
Además, es importante recordar que, en caso de ictus, cada segundo cuenta, y que la atención temprana es fundamental para evitar daños cerebrales graves. Por ello, resulta tan importante reconocer sus síntomas y, en caso de sospecha, llamar de inmediato al 061 que, tras una serie de preguntas, activará el Código Ictus y dará al caso una prioridad total, coordinando a los neurólogos para acortar los tiempos de respuesta. Algunas de las señales de alerta son la pérdida de fuerza de un brazo, una pierna o ambos; pérdida o alteración del habla; desviación de la boca a un lado; pérdida de la visión de un ojo o de ambos.
Segunda causa de demencia
El ictus es la primera causa de muerte en Aragón en mujeres y la tercera en hombres, y la segunda causa de demencia en la comunidad. Para quienes lo sufren, un ictus supone la fragmentación de su vida laboral, familiar y social. Ante un episodio de tal impacto psicológico, contar con apoyo profesional es esencial, por ello, desde la Asociación Ictus de Aragón, proporcionan rehabilitación integral para evitar que los afectados caigan en algún tipo de exclusión social gracias a un equipo transdisciplinar.
AIDA trabaja por la mejora de la calidad de vida de los pacientes a través de uno de los Centros de Neurorrehabilitación más completos de España, con profesionales de los ámbitos de la medicina rehabilitadora, el trabajo social, la fisioterapia, la terapia ocupacional, la logopedia, la psicología y la neuropsicología.
Durante el periodo que va desde enero a septiembre de 2023, la Asociación Ictus de Aragón ha realizado un total de 12.681 atenciones y ha impartido una treintena de charlas de conocimiento de la enfermedad por diversas comarcas de Aragón y centros de empleo sociosanitario.
Acto médico-divulgativo
El jueves 26 de octubre, AIDA celebró el acto médico central del Día del Ictus. El Patio de la Infanta de Fundación Ibercaja, acogía este evento con las charlas impartidas por distintos profesionales. La doctora María Bestué, neuróloga y directora del Hospital Universitario Miguel Servet, ahondó en cómo es la vida tras un ictus; Lorena Larios explicó la realidad no visible de un ictus; la doctora María Luisa Ortells, neuróloga e inspectora de Administración Sanitaria hizo un recorrido explicando la valoración clínico laboral en la patología cerebrovascular; Laura Serrano contó cómo se lleva a cabo la reubicación de los trabajadores en sus puestos y la vuelta al trabajo, y Miguel Lierta, presidente de AIDA, detalló la labor de la Asociación Ictus de Aragón.
La jornada concluyó con la entrega del galardón Cerebro de Oro a Luis Callén por el proyecto “Humanización del paciente con Ictus, por la unidad de ictus con luz natural”, durante su etapa como gerente del Sector II, en el Hospital Universitario Miguel Servet. Además, la junta directiva de AIDA sorprendió a su presidente, Miguel Lierta, con otro Cerebro de Oro por su dedicación y entrega a la asociación, a su empeño desde hace 23 años por mejorar la calidad de vida de las personas afectadas y de sus familias.