La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertaba esta semana sobre la relación entre la calidad del aire y la salud. La contaminación del aire representa un importante riesgo medioambiental para la salud. Mediante la disminución de los niveles de contaminación del aire, los países pueden reducir la carga de morbilidad derivada de accidentes cerebrovasculares, cánceres de pulmón y neumopatías crónicas y agudas, entre ellas el asma.
Un aumento de la temperatura global debido a las elevadas concentraciones de CO2 en la atmósfera, la presencia de microplásticos en aguas dulces y océanos, niveles altos de nitrógeno y fósforo en nuestros suelos, y una capa permanente de partículas en el aire causada por la combustión de combustibles fósiles es la radiografía actual del planeta Tierra, con una salud comprometida por la actuación humana. No se podrá salvar la salud humana si no se actúa sobre lo que sucede al planeta, ambas tienen que ir juntas si no se quiere dejar hipotecada la salud de las generaciones del futuro.
La Escuela de Salud Pública de Menorca (EMSP) abordaba esta semana en una mesa redonda la salud planetaria, enmarcada en el curso que se ha celebrado en el Lazareto de Mahón. Un encuentro en el que Cristina O’Callaghan Gordo, profesora de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) e investigadora asociada a ISGlobal, y Josep Maria Antó, profesor de investigación en ISGlobal y catedrático de Medicina en la Universidad Pompeu Fabra (UPF), hicieron una llamada de atención para que se actúe y se trabaje para integrar sostenibilidad, equidad y reducción de las desigualdades, pensando que lo que no sea bueno para el planeta tampoco lo será para la salud humana.
Durante años, la salud de la población ha mejorado, sin embargo, en las últimas décadas, "se ha hecho con una sobreexplotación del planeta, hemos vivido de rentas", destacó Cristina O’Callaghan. En la misma línea, Josep Maria Antó señaló que la "negligencia del ser humano ha llevado a esta situación". Y aludieron a lo sucedido en esta crisis sanitaria, "los riesgos de pandemia aumentarán por la destrucción de los sistemas naturales", dijo.
En este sentido, pidieron una mayor voluntad política y acuerdo para cambiar el modo de actuar, "si no se llega habrá escenarios cada vez más disruptivos como se ha visto con el coronavirus", destacó el profesor Antó, quien aseguró que, "o conseguimos emisiones cero en 2050 y un 50% de reducción en menos de 10 años, o los riesgos crecerán exponencialmente".
La investigadora Cristina O’Callaghan dejó cuatro puntos fundamentales para afrontar el momento actual, que la calidad del medio ambiente determina la salud; la crisis climática y el cambio ambiental global son un reto para la humanidad; las mejoras de salud se han obtenido hipotecando la salud de las generaciones del futuro y que la salud humana y la salud del planeta tienen que ir juntas, en lo que se conoce como salud planetaria.
Para ello, reclamaron también un cambio en la formación de los agentes de salud con más asignaturas que contemplen todos estos aspectos. Para Antó, los profesionales de este campo “deben hacer todo lo posible con mentalidad de que hay que cambiar drásticamente y deprisa.
Otros temas en la Escuela de Salud Pública de Menorca:
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