Entender y hacer un uso correcto de determinados conceptos es clave para avanzar en el estudio de la salud con perspectiva de género. Así lo pone de manifiesto el Grupo de Trabajo sobre Género, Diversidad Afectivo-Sexual y Salud de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) en un documento en el que recoge propuestas para realizar investigación en salud pública con perspectiva de género.
De acuerdo con las y los especialistas, resulta fundamental conocer el significado y las diferencias entre términos como "sexo" y "género", que interactúan entre sí, pero no son lo mismo, y de cuestiones como "orientación sexual", "identidad sexual" o "expresión de género", entre otras.
Desde la sociedad científica recuerdan que la investigación en Salud Pública, para una correcta interpretación de los resultados, debe desagregar los datos por sexo para analizar los condicionantes sociales y de género que ponen en situación de desventaja a las mujeres, evitando sesgos que provocan impactos negativos en su salud y bienestar.
A lo largo de los siglos, la ciencia ha desatendido el estudio de las diferencias en la manifestación de las enfermedades entre mujeres y hombres, teniendo como resultado que no es igual el esfuerzo diagnóstico y terapéutico que reciben las mujeres en muchas de sus patologías.
Perspectiva de género para evitar retrocesos en la igualdad
Según la OMS, el género influye en la salud de las personas en varios ámbitos: el de los determinantes de la salud, el de las conductas en la esfera de la salud y el de la respuesta del sistema de salud. "Por este motivo es tan importante que los sistemas de salud reconozcan, comprendan y modifiquen el modo en que el género determina las conductas en relación con el sistema de salud, el acceso a los servicios y las vías de atención sanitaria", afirman desde el Grupo de Trabajo de la SEE.
En relación a esto, desde la Sociedad Española de Epidemiología recuerdan que el género crea inequidades sanitarias por sí solo y también puede agravar aquellas relacionadas con otros determinantes sociales como el nivel socioeconómico, la edad, la etnia, la discapacidad, la orientación sexual o el territorio, por lo que siempre hay que prestar especial atención a los grupos de población más vulnerables, como las clases sociales más bajas, las personas menores y de más edad, las procedentes de minorías étnicas, las inmigrantes y refugiadas o las que viven en zonas rurales y deprimidas.
Existen otros factores de discriminación como la discapacidad, la intersexualidad, la orientación sexual, la identidad sexual y la expresión de género que deben ser analizados en las investigaciones en salud pública, adoptando la perspectiva de género con una mirada interseccional.
En definitiva, para reducir las desigualdades en salud es necesario que las investigaciones y estudios focalicen su mirada en aquellos determinantes que ponen en situación de desigualdad a mujeres y hombres, desagregando los datos por sexo, aplicando la perspectiva de género y utilizando un enfoque interseccional que permita incluir otras realidades. "Solo así se generará evidencia que permita no solo intervenir de una manera más ajustada y eficaz sobre los problemas de salud, sino que sustente el establecimiento de políticas que eviten las brechas en salud innecesarias, evitables e injustas", concluyen.
Violencia contra la mujer
La violencia contra las mujeres por razones de género constituye un grave problema de salud pública que requiere un abordaje interdisciplinar y cambios estructurales en la sociedad. Sin embargo, a pesar de la dimensión de esta lacra, es frecuente que se utilicen indistintamente términos como violencia de género, violencia machista o violencia doméstica que, aunque relacionados entre sí, tienen matices importantes en su significado.
En este Día Internacional de la Mujer, la SEE ha recordado que el Feminismo ha realizado importantes contribuciones a la Salud Pública abordando cuestiones específicas relacionadas con la salud de las mujeres, impulsando la equidad en el acceso a la atención médica y eliminando barreras y sesgos que afectan a su salud.
Dar visibilidad a las desigualdades de género en salud, la sensibilidad al género en la atención sanitaria, la participación de las mujeres en la toma de decisiones, la investigación con perspectiva de género, la corresponsabilidad en el trabajo no remunerado, la equidad laboral y salarial, la importancia de la educación y la erradicación de la violencia contra las mujeres… "son asuntos que se abordan tanto desde el Feminismo como desde la Salud Pública", destacan en
la información que han publicado.