Un estudio, publicado en la Revista Española de Cardiología, pone de manifiesto que la aplicación de programas de insuficiencia cardiaca integrados a los recursos hospitalarios y comunitarios es factible con los recursos disponibles, y que, además, su implantación se asocia tanto a una reducción de la mortalidad y rehospitalización del paciente como a una mayor eficacia para el conjunto del sistema sanitario. La incidencia de la insuficiencia cardiaca (IC) ha crecido más de un 30% en los últimos diez años. A día de hoy, afecta al 6,8% de los españoles mayores de 45 años y es la primera causa de hospitalización médica en nuestro país, además de ser una de las principales causas de muerte cardiovascular, llegando a ser la responsable de 18.453 defunciones en 2012, según los últimos datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Debido al alto porcentaje de carga asistencial que supone la IC en España, en los últimos años se ha requerido la
creación de unidades multidisciplinares específicas para la gestión de esta patología, cuya eficacia ha sido probada en ensayos aleatorizados pero nunca hasta el momento en la aplicabilidad real.
“Justamente este ha sido el motivo por el cual se ha llevado a cabo este trabajo, que tiene el objetivo de describir la estructura organizativa y matizar los contenidos que debería de contener un óptimo programa integrado hospital-atención primaria para la gestión de pacientes con IC, al mismo tiempo que se pretende evaluar su eficacia y su factibilidad a la práctica real”, señala el Dr. Josep Comín-Colet, autor del estudio, miembro de la
Sociedad Española de Cardiología (SEC) y jefe de la Sección de Insuficiencia Cardíaca del Servicio de Cardiología del Hospital del Mar (Barcelona).
Para ello, se ha evaluado a los pacientes pertenecientes al programa integrado para la gestión de la IC (PIIC) del área integral de salud ‘Barcelona Litoral Mar’, como modelo de gestión ejemplar de proyecto multidisciplinario basado en enfermería, que surge de la fusión y la coordinación de procesos y dispositivos asistenciales para la IC de la atención primaria y hospitalaria. Para efectuar el análisis, se compararon datos de mortalidad y reingreso entre los pacientes con IC expuestos al programa y todos los pacientes que fueron hospitalizados por IC en todos los hospitales de Cataluña (Servei Català de la Salut), entre los años 2005 y 2011, período durante el que se implantó el programa. “El análisis se realizó sobre un total de 56.742 pacientes sobre los cuales se registraron 181.204 hospitalizaciones y 30.712 defunciones; 2.083 de estos pacientes pertenecían a nuestro programa integral de gestión”, especifica el Dr. Josep Comín-Colet.
Los datos del estudio mostraron que los pacientes expuestos al PIIC del área Integral de Salut Barcelona Litoral Mar presentaron un riesgo de muerte un 8% menor, un 29% menos de riesgo de reingreso clínicamente relacionado, y un riesgo de rehospitalización por IC un 14% menor, respecto a los 54.659 pacientes de las otras áreas sanitarias del CatSalut. Además, también se observó que el impacto positivo en la morbimortalidad fue más notorio en el periodo de consolidación del programa (2008-2011), cuando se obtuvieron reducciones de hasta el 12, el 43 y el 18% respectivamente.
“Trabajos como este muestran que la implantación de programas multidisciplinarios para la gestión de la insuficiencia cardiaca que integran hospital y comunidad es factible, ya que los enfermos presentan reducciones de riesgo de mortalidad y rehospitalización de alrededor del 20%, y que, además, se asocia a una reducción significativa de la morbimortalidad de los pacientes, con lo que deberían ser el modelo estándar de atención a estos pacientes”, destaca el experto.
De esta investigación transciende que los beneficios de la implantación de los PIIC son visibles a corto plazo y que mejoran tras la consolidación de estos programas, es por ello que la Sociedad Española de Cardiología (SEC) quiere manifestar la necesidad de impulsar la creación de más programas multidisciplinares que mejoren la gestión de la IC en toda la geografía española, además de fomentar también la evaluación continuada de su eficacia en cada entorno específico. “Para conseguirlo, es imprescindible que los profesionales sanitarios aunemos nuestros esfuerzos con la Administración, para que juntos potenciemos la transformación de un sistema sanitario más orientado a dar solución a la cronicidad”, concluye el Dr. Josep Comín-Colet.